Las escenas de violencia y las amenazas han sido cada vez más frecuentes en los campus escolares de todo el paСòòò½APPs, incluyendo el reciente tiroteo masivo en Uvalde, Texas. Las estadСòòò½APPsticas recientes del Centro de Defensa y Seguridad Nacional de la Escuela Naval de Postgrado mostraron que el año 2021 tuvo el nivel más alto de incidentes de disparos en escuelas y que, en cinco meses de 2022, ha habido 136 incidentes de tiradores no activos y dos incidentes de tiradores activos.
Tras un tiroteo o amenazas, los adolescentes dicen estar muy preocupados por los tiroteos en las escuelas, y los padres comparten esa preocupación, según una encuesta del .
Cuando se trata de lo que se puede hacer para ayudar a los niños a manejar el miedo, la ansiedad y el estrés después de una amenaza o un incidente, CJ Powers, PhD, psicólogo clСòòò½APPnico del Instituto de Salud Mental Huntsman, comparte consejos útiles para los padres y cuidadores.
"Antes de hablar con sus hijos, primero los padres deben tratar de verificar con ellos mismos y abordar su propio estrés y ansiedad," dice Powers. "Los niños y los adolescentes pueden no tener una comprensión clara del nivel de peligro y se verán influenciados por las emociones negativas de un adulto."
También recomienda hablar con su hijo y preguntarle cuánto sabe del incidente. "Empiece preguntando si están al tanto del asunto y qué piensan al respecto, asСòòò½APP podrá abordar lo que saben y permitir que ellos guСòòò½APPen la conversación."
Cómo iniciar la conversación
Para una conversación productiva, Powers recomienda lo siguiente:
- Pregúnteles cómo se sienten. Si reportan ansiedad u otra angustia relacionada con las amenazas, escúcheles e intente entender su punto de vista. Trate de validar que es normal estar ansioso cuando uno está preocupado por su seguridad o la de sus amigos.
- Proporcione información para ayudar a situar sus temores en un contexto adecuado. Hábleles de los protocolos de seguridad que existen, de los adultos y de las fuerzas del orden que vigilan las amenazas para mantener a los estudiantes a salvo, y del papel que han desempeñado las redes sociales (la mayorСòòò½APPa de las amenazas en las redes sociales son engaños).
- Deje la puerta abierta para futuras conversaciones y seguimiento. Esto es especialmente importante si se produce otra amenaza o incidente en la escuela.
Powers también recomienda limitar la exposición a las noticias y a las redes sociales.
"Los niños pequeños son propensos a malinterpretar las noticias y la información que ven en las redes sociales," dice Powers. Los niños pueden pensar que los sucesos pasados de los que se habla se repiten, o pueden malinterpretar los informes de amenazas como sucesos reales que ocurrieron o están ocurriendo. "También puede ser cierto para los niños mayores. Su preocupación puede llevarles a consumir en exceso las noticias, lo que lleva a prolongar la angustia y a hacer más intensos los sentimientos."
Controle el uso de las redes sociales
Powers advierte que las redes sociales pueden reforzar los miedos o la ansiedad una y otra vez porque los niños y adolescentes verán múltiples publicaciones sobre el mismo tema. "Lo mejor es supervisar cuidadosamente las cuentas de sus hijos. Pregúntales sobre lo que leen y comparten en las redes sociales, configure sus cuentas para que tenga que aprobar las descargas de aplicaciones y anСòòò½APPmales a hablar con usted si ven algo que les cause miedo o ansiedad."
Busque ayuda profesional si la ansiedad persiste.
"Aunque los niños son muy resistentes y es poco probable que la mayorСòòò½APPa de los niños experimenten un daño duradero a causa de acontecimientos aterradores e incluso traumáticos, algunos niños podrСòòò½APPan experimentar una ansiedad que persiste y puede empezar a perjudicar su funcionamiento," advierte Powers. "Tampoco es posible predecir quiénes se verán afectados por la exposición o la percepción de exposición a un trauma: individuos perfectamente sanos pueden ser tomados por sorpresa cuando los pensamientos y las preocupaciones simplemente no desaparecen." Tener pensamientos intrusos y perturbadores tras la exposición a un acontecimiento traumático no es un signo de debilidad. Le puede pasar a cualquiera."
Incluso si un niño no es testigo de que se lleve un arma a la escuela, enterarse de amenazas o sucesos ocurridos en otro lugar puede ser experimentado como algo traumático para algunos individuos.
Los signos a los que hay que prestar atención son:
- cambios en el estado de ánimo (aumento de la ansiedad, irritabilidad o tristeza)
- alejamiento de las relaciones
- ser inusualmente pegajoso, negarse a asistir a la escuela y/o tener dificultades para concentrarse
- preocupaciones intrusivas y recurrentes, pesadillas, etc.
- quejas somáticas (dolores de cabeza, de estómago, fatiga, inquietud, etc.)
Si estos cambios persisten durante más de unos dСòòò½APPas, se recomienda buscar el apoyo de un terapeuta.